miércoles, 10 de febrero de 2010

La Guerra Fria y El Nuevo Orden Mundial



La segunda guerra mundial trajo consigo mas acontecimientos como el nacimiento de un nuevo orden mundial, el cual comprenderemos a continuacion con informacion de varias fuentes para enteder mejor. Entendiendo tambien la gran relacion con la guerra fria.






Nacimiento de Un Nuevo Orden Mundial Despues de La Segunda Guerra



El 6 y el 9 de agosto, Estados Unidos bombardeó las ciudades de Hiroshima y Nagasaky , dejando como saldo más de 250.000 mil personas muertas en cada ciudad. De esta manera Estados Unidos se ubicó como la indiscutible potencia hegemónica mundial, con la posibilidad latente ante cualquier conflicto de utilizar su poderío bélico.



Inmediatamente, Rusia respondió mediante un discurso de su Ministro de Relaciones Exteriores (Molotov), diciendo que si Estados Unidos mantenía el secreto de la bomba atómica, y se convertía en la única potencia atómica, surgiría un desequilibrio de poder a favor de Estados Unidos y, ese desequilibrio, impediría la cooperación universal que los norteamericanos decían defender. Solo si se rompía el secreto, la paz sería posible, decía Molotov.



Harry Truman y Clemment Attle, sucesor de Franklin Roosvelt, el primero y sucesor de Wiston Churchil, el segundo, respondieron negativamente a la propuesta de Molotov.



A partir de 1949, la rivalidad nuclear se hizo cada vez más fuerte con el descubrimiento por parte de la Unión Soviética, de la bomba atómica. Este hecho estremeció a la opinión pública mundial durante las siguientes décadas.



El distanciamiento entre las dos grandes potencias venía desde un tiempo atrás. Ya en 1946, Wiston Churchill denunció que Stalin había tendido un “telón de hierro” desde el Báltico hasta Trieste, en el Adrático, que separaba al continente, dando origen a la famosa “cortina de hierro”.



La llamada “doctrina Truman” (presidente de Estado Unidos), que consistía en apoyar a los pueblos libres que se resistían al sometimiento ejercido por minorías armadas, en realidad, utilizada para apoyar a todos los países que luchaban contra los soviéticos, también siguió separando a los bloques y haciendo más tensas las relaciones.



En 1947, la Unión Soviética reconoció que el mundo estaba dividido en dos bloques y acusó a los Estado Unidos y a sus aliados de planear una nueva guerra imperialista con los fines claros de destruir el socialismo y el sistema comunista.



De esta manera quedó conformado un sistema internacional bipolar , en el cual una parte del mundo quedó bajo la dirección de los Estado Unidos y la otra, de la Unión Soviética. Esta división, con distintos grados de intensidad y de conflictos se mantuvo hasta la caída del Muro de Berlín, en 1989.



Ahora bien, esta hegemonía mundial alcanzada por los bloques estadounidenses y soviético, no sólo se debe explicar desde lo político, lo cual se haría como resultado y producto de la resolución de la segunda guerra mundial y sus posiciones de países vencedores.



La aparición de Estados Unidos y Rusia, más tarde convertida en la Unión Soviética, como potencias mundiales y la decreciente importancia de los países europeos occidentales (sobre todo Francia e Inglaterra), ya había comenzado hacia fines del siglo XIX y comienzo del XX.



Los países europeos venían perdiendo su primacía política, militar y sobre todo económica desde un tiempo atrás y la segunda guerra solo lograba profundizar lo que ya era un hecho. Debido a esto, en los años posteriores a la guerra se hizo imperiosa la necesidad de propiciar la “unión” entre los países europeos para recuperar su poderío. Para ello, se buscó construir un mercado único, con el fin de posibilitar una mayor producción, mejorar su nivel competitivo y a su vez crear empleos. En 1951, estos objetivos comenzaron a cobrar forma con la creación de la “Comunidad Económica del Carbón y del Acero” (CECA), conformada por Alemania, Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos (hoy Holanda). Por primera vez en la historia de Europa, se unían estos países con el objetivo de crear un mercado único para el carbón y para el acero y así facilitar el intercambio entre los mismos disminuyendo precios de costos y de transporte para poder competir en el mercado internacional. Este fue el puntapié inicial de lo que hoy conocemos como Comunidad Económica Europea.



El continente Asiático, fue luego de la segunda guerra, otro escenario donde las transformaciones se precipitaron de una forma inevitable. En este continente, el fin de la supremacía de los imperios coloniales (Imperio Inglés y Francés) dejaron a los Estados Unidos y a la Unión Soviética amplios territorios por los cuales competir.



En Latinoamérica, la situación de posguerra no tardó en generar distintos tipos de acuerdos y pactos. En 1948, se creó la Organización de Estado Americanos (OEA).



Debido a la acelerada internacionalización de la vida y la economía (lo que hoy llamaríamos “globalización”), generó una serie de acuerdos internacionales que caracterizó al “mundo de posguerra”. Estos acuerdos, de mayor o menor alcance, intentaron adecuarse y acompañar los cambios ocurridos en este período de tiempo.



El “mundo de posguerra”, rápidamente entró en una era de bienestar impulsada por el crecimiento económico de las industrias, que se habían reconvertido, pasando de la industria bélica a la industria de bienes de consumo.



Esta mejora en la producción hizo que se incrementaran las posibilidades de conseguir trabajo y en consecuencia se comenzó a mejorar el nivel de vida en los países occidentales y también en el bloque soviético. Este período de tiempo es conocido como “los años dorados”.



La supremacía de Estados Unidos, si bien ya se venía comprobando desde un tiempo atrás, en el “mundo de posguerra” fue evidente su poderío como potencia militar, industrial y económica. Los nuevos acuerdos para organizar un sistema de cooperación monetaria internacional aseguraron todavía más la hegemonía estadounidense. En este “nuevo orden económico mundial”, el dólar norteamericano se ubicó en un papel fundamental.



La tarea ha realizar ahora, era evitar nuevos craks (caídas, crisis, rupturas) financieras como la ocurrida en 1929, que hiciera peligrar el sistema capitalista en su conjunto.



Una de las medidas para estos fines, fue la de tratar de impedir las trabas en los intercambios comerciales internacionales y tratar de evitar la supuesta “abusiva” intervención del Estado en la economía. Estos propósitos sólo serían posibles en la medida en que el sistema económico de postguerra estimulara el intercambio comercial. Para ello, se buscó facilitar la libre circulación de productos y capitales sobre la base de un tipo de cambio estable con la creación de dos Instituciones económicas que fueron creadas para tal caso: El Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) . El primero, tenía como función principal reducir el desequilibro en la balanza de pagos en los países miembros, mientras que el segundo, financiaría a los países periféricos con créditos, proyectos y ayuda técnica.



Luego de la segunda guerra, hacia 1946, los capitales norteamericanos necesitaban acentuar sus inversiones. En Wall Street (centro de las finanzas estadounidenses) los bancos más importantes (Banca Morgan, Roquefeller, Mellon, etc.) habían tenido un superávit de 17 mil millones de dólares en un solo año. Algo tenían que hacer con esas fortunas. Una de las opciones, era evadir impuestos internos y colocarlas en los mercados exteriores. En junio de 1947, el secretario de estado del presidente Truman, el general George Marshall puso en marcha el luego llamado “plan Marshall” (ver plan Marshall), en el cual se dirigía el superávit bancario de Estados Unidos hacia Europa en forma de préstamos, que debían ser invertidos en compra de productos norteamericanos. De esta manera, mediante diversos convenios, se aseguraba que los mismos préstamos volvieran a Estados Unidos.





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